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Su atención por favor

Hasta marzo pasado cuando nos subíamos a un avión, la voz por los parlantes –aturdiendo, como siempre- nos anunciaban que apaguemos los celulares, pongamos el respaldo del asiento en posición vertical y subamos la mesita situada en el respaldo del asiento de adelante…

¿Como será volar ahora?

Al llegar al aeropuerto los avisitos y avisotes marcados en el piso, colgados desde los techos o soportados en el suelo, nos irán mostrando por donde caminar, donde pararnos y donde no, nos recordaran que usemos tapa bocas, etc.

Al principio no será tan grave, ya que con el casi inexistente tráfico que habrá podemos suponer que todo el trámite será rápido.

De todas formas, las siempre amables voces del personal que sienten que vestir un uniforme les otorga poder, nos recordarán severamente que nos lavemos las manos, tosamos en el codo, y claro, que usemos barbijo.

Seguramente en la sala de pre-embarque, los asientos estarán separados para garantizar el distanciamiento. No será demasiado cómodo para una pareja con dos niños estar a los gritos, pero no quedara otra.

Al embarcar, lo haremos con el boarding en la app del celular, claro que deberemos bajarnos las máscaras para que miremos hacia un costado, donde una cámara nos tomara la foto que verificará y comprobará que somos los que debemos ser. Luego ingresaremos a la manga que nos llevará al avión sintiéndonos tripulantes a punto de subir a la Apolo 21 y esperando nos lleven a donde queríamos ir.

Al subir me acordare de mi mama ya que el olor a cloro con desinfectante y un poco de Procenex disminuirá el encanto con el que la dulce azafata nos dirá “Buen día!”, claro que con su barbijo puesto, con lo cual su voz sonara un poco extraña.

Nos entregaran un kit, no con una anteojera para poder dormir o medias para descalzarnos, sino una bolsa de plástico transparente con una máscara facial, guantes de goma, una pequeña botella de desinfectante para manos y toallitas de limpieza. No faltará la botellita de agua. Recordemos que el distanciamiento físico impedirá en vuelos cortos y medianos brindar servicio de comidas.

Después del despegue, el letrero del cinturón de seguridad se apagará y los recordatorios durante el vuelo seguirán sonando para que usemos la máscara todo el viaje, nos limpiemos las manos, si queremos ir al baño levantemos la mano, etc.

Durante el vuelo, seguramente veremos desde la altura los mismos pueblos, ciudades, campos, mares que veíamos, solo que mejor. La ausencia de polución, por un instante, nos recordará que si no cuidamos nuestro medio ambiente, no vamos a llegar al Covid50, porque sencillamente ya no estaremos.

Al rato de volar empezaremos a sentirnos molestos por los barbijos y nuestros anteojos se empañaran por la tibia respiración que se filtrara de ellos.  

Al llegar tendremos una sensación que nos desorientará ya que sentiremos que arribamos a un lugar extraño, con sogas para orientar la circulación , todos estarán enmascarados y con trajes de cuerpo entero antiflama, el equipaje de bodega estará además de frio, húmedo ya que lo pulverizarán para desinfectar al igual que el bolso que podremos llevar a bordo.

No estarán nuestros amigos ni familiares esperando ya que solo podrán estar los pasajeros y el personal. El abrazo con la pareja que se vuelve a ver o los gritos de bienvenida de los conocidos, no estará. A cambio seguiremos escuchando los mensajes y viendo los carteles recordándonos los síntomas de Covid19 y que nos lavemos las manos.

Al salir veremos los carteles en las pantallas mostrando los vuelos internacionales que salen.

¿A qué lugar tendremos ganas de viajar? . Yo, a mi casa.

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