¿Se viene un impacto comparable al 9-11 para las tarifas aéreas estadounidenses?
Es la pregunta que lanzó Willie Walsh, director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), durante el reciente Simposio Mundial de Carga Aérea celebrado en Dubai.
La implementación de tarifas impuestas por Estados Unidos podría generar un impacto en la industria aérea global equiparable, en términos de magnitud y duración, al que produjo el atentado del 11 de septiembre de 2001. Willie Walsh reconoció que los efectos de los nuevos aranceles aún están en desarrollo, pero sostuvo que el precedente del 9-11 —cuando el tráfico aéreo transatlántico sufrió un golpe severo de corta duración— puede ofrecer una referencia para anticipar las consecuencias actuales.
“El impacto podría ser similar al que vimos tras los trágicos eventos del 11 de septiembre, con una afectación significativa al tráfico transatlántico”, expresó. “No obstante, en aquella ocasión el mercado se recuperó rápidamente en los meses siguientes”.
Para el jefe de la IATA la clave está en la capacidad del sector de adaptarse rápidamente a los cambios. Lejos de prever un colapso como el generado por la crisis financiera de 2008 o la pandemia de Covid 19, el directivo se mostró más optimista sobre la resiliencia de las aerolíneas ante este nuevo desafío. “No creo que esto tenga el mismo nivel de impacto que la crisis financiera global, y desde luego está muy lejos de lo que vivimos durante la pandemia”, dijo.
En su análisis, las aerolíneas ya están empezando a responder a estas tensiones desplazando su capacidad hacia mercados con mayor crecimiento y retirándola de aquellos en donde la demanda comienza a caer. Este enfoque flexible, basado en la reconfiguración de rutas y frecuencias, permitirá a las compañías mitigar los efectos negativos de las tarifas.
Walsh también remarcó que tanto el transporte de pasajeros como el de carga siguen mostrando indicadores positivos en la mayoría de los mercados, lo cual disipa —al menos por ahora— los temores de una desaceleración abrupta. “No hay motivo para entrar en pánico”, dijo. “La demanda sigue siendo lo suficientemente fuerte, pero seguiremos atentos a cómo evolucionan las tendencias”.
Si bien algunas aerolíneas ya alertaron sobre un posible debilitamiento de la demanda en la segunda mitad del año, el enfoque sugerido por Willie Walsh es apostar a la competitividad mediante ajustes tarifarios, en lugar de reducir la capacidad disponible. “Debemos responder con estímulos de precios, no necesariamente con recortes en las frecuencias o destinos”, recomendó.