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A la IATA se le perdona todo

Desde siempre la IATA ha sido para los agentes de viajes algo así como una mezcla de paraíso con purgatorio al lado del infierno. Una figura celestial, omnímoda, inalcanzable que decía lo que las agencias debían hacer, como debían hacerlo y siempre bajo su control.

Ser IATA era ser importante y grande, mientras tanto ellos cambiaban reglas de juego, plazos de pago, formas, se les temía que  “quiten la chapa”, aumentaban garantías y nunca, Dios no lo permita, caer en default… Eso sí era la antesala del infierno.

Pero llego el Covid-19 y las que cayeron en default  fueron las compañías aéreas que conforman IATA. Y no pasó nada y a tal punto no pasó nada, que aumentaron las cauciones, muchas no devolvieron los tickets pagados, nadie los sanciono y encima, dan consejos.

Todas las semanas, y a veces dos, desde la central en Miami, Mr. Peter Cerda o el todopoderoso CEO  Monsieur Alexander de Juniac (foto), dan pronósticos e indican a los gobiernos que deben hacer  y se enojan cuando no lo hacen.

Ayer publicaron uno de esos extensísimos informes en el que siempre llegan a brillantes conclusiones: El retraso en la recuperación de la industria aérea se debe a que los viajes internacionales siguen bloqueados. Si, como leyó. Diría el Chavo del 8: “Se me chipoteó”.

Los viajes no se recuperan porque el virus no logra controlarse, sino porque los países siguen con restricciones.

Admitamos que como mínimo, son inteligentes y creativos.

En el informe se publica un pronóstico global actualizado de pasajeros que muestra que la recuperación del tráfico ha sido más lenta de lo esperado y en un escenario base, dice que los ingresos por kilómetro volado por pax (RPK) no volverá a los niveles anteriores al COVID-19 hasta 2024, un año más tarde de lo previsto anteriormente.

Concluye en que la perspectiva de recuperación más pesimista se basa en una lenta contención del virus en los EE. UU y dice que las economías desarrolladas fuera de USA, han tenido un gran éxito en contener la propagación del virus, pero se han producido brotes renovados en estas economías y en China. Además, hay pocas señales de contención de virus en muchas economías emergentes importantes, que en combinación con los EE. UU., representan alrededor del 40% de los mercados mundiales de viajes aéreos. Su cierre continuo, particularmente a los viajes internacionales, es un lastre significativo para la recuperación”.

Realmente brillante. ¿Cuantos expertos habrán intervenido para llegar a esta conclusión?

Continua informando que los viajes corporativos “se verán reducidos ya que los presupuestos serán muy limitados a medida que las empresas continúen bajo presión financiera incluso cuando la economía mejore…. ya que la videoconferencia parece haber hecho avances importantes como sustituto de las reuniones en persona”.

Nos recuerda que hay una débil confianza del consumidor y que si bien existe una demanda acumulada de VFR (amigos y parientes visitantes) y viajes de placer, la confianza del consumidor es débil ante las preocupaciones sobre la seguridad laboral y el aumento del desempleo, así como los riesgos de contraer COVID-19. 

Alrededor del 55% de los encuestados de la encuesta de pasajeros de junio de la IATA no planea viajar en 2020 (en abril diagnostico una disminución del 46%). Se espera que el número de pasajeros aumente un 62% en 2021 con respecto a la base deprimida de 2020, pero seguirá bajando casi un 30% en comparación con 2019.

 “El tráfico de pasajeros tocó fondo en abril, pero la fortaleza del repunte ha sido muy débil. La mejora que hemos visto ha sido del vuelo doméstico. Los mercados internacionales permanecen en gran medida cerrados. La confianza del consumidor está deprimida y la decisión del Reino Unido de imponer una cuarentena general a todos los viajeros que regresan de España no la ayuda. Y en muchas partes del mundo las infecciones siguen aumentando. Todo esto apunta a un período de recuperación más largo y más dolor para la industria y la economía global “, dijo de Juniac, el CEO.

“Para las aerolíneas, estas son malas noticias que apuntan a la necesidad de que los gobiernos continúen con las medidas de ayuda, tanto financieras como de otro tipo”.  

Las aerolíneas latinoamericanas sufrieron una caída de la demanda del 96,6% en junio en comparación con el mismo mes del año pasado, desde una caída del 98,1% en mayo. La capacidad cayó 95.7% y el factor de carga disminuyó 17.7 puntos porcentuales a 66.2%, que fue el más alto entre las regiones. 

Y para terminar, por si a usted no le quedó claro: “Necesitamos aprender a manejar los riesgos de vivir con COVID-19 con medidas específicas y predecibles que reconstruirán de manera segura la confianza de los viajeros y las economías destrozadas”, dijo de Juniac.

Filosofía pura. Sócrates y Platón, un poroto.

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