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En Chaco, una reserva donde se conserva, se produce y se hace turismo

A solo 27 kilómetros de Resistencia, un establecimiento familiar combina ganadería regenerativa, biodiversidad y turismo de naturaleza con un enfoque educativo y sostenible.

En el norte de Argentina, el ecoturismo avanza como una alternativa concreta de desarrollo económico, conservación ambiental y fortalecimiento del arraigo rural. El establecimiento San Rafael, en la provincia del Chaco, es un ejemplo de ese modelo. Ubicado a pocos kilómetros de la capital provincial, el predio de 420 hectáreas fue declarado Reserva Natural Privada en 2016 y hoy integra una red provincial junto a otras iniciativas similares.

La propuesta, impulsada por el ingeniero agrónomo Pablo Vacca y su familia, se basa en un enfoque de producción con bajo impacto, cuidado de la biodiversidad y apertura al turismo responsable. Con cinco ecosistemas bien definidos, San Rafael se consolidó como un destino emergente para quienes buscan experiencias auténticas, educación ambiental o simplemente reconectarse con la naturaleza.

¿Cuál fue el origen del proyecto San Rafael como reserva y espacio de ecoturismo?

Nuestra familia viene trabajando el campo desde hace generaciones, pero en 2016 decidimos dar un paso más. Con mi esposa —también ingeniera agrónoma— declaramos el establecimiento como Reserva Natural Privada, bajo reconocimiento provincial. Fue una decisión que unió nuestra formación técnica con la convicción de que producir y conservar no son caminos opuestos. También impulsamos la creación de CoreNAP, una red de reservas naturales privadas del Chaco, donde compartimos experiencias, dificultades y aprendizajes.

¿Qué significa que toda la finca sea reserva? ¿Cómo se organiza ese manejo?

San Rafael tiene 420 hectáreas, todas bajo figura de reserva, pero divididas en tres zonas según el tipo de uso. La zona roja es de conservación estricta: no hay animales, no hay intervención, ni siquiera nuestras vacas entran. Es un espacio testigo del ecosistema original, útil para estudios y monitoreo. La zona amarilla es la productiva, donde aplicamos técnicas de manejo sostenible, sin desmontes ni uso intensivo del suelo. Por último, la zona verde, muy pequeña (tres hectáreas), contiene el casco, corrales e infraestructura turística.

¿Qué características ambientales hacen único a este lugar?

Tenemos la fortuna de contar con cinco ambientes naturales bien diferenciados: lagunas, esteros, pastizales, y tres tipos de monte chaqueño. Esa variedad de hábitats sostiene una altísima biodiversidad, que incluye mamíferos como pumas, tapires, osos hormigueros, carpinchos, monos y zorros, además de más de 230 especies de aves registradas en plataformas como eBird. Es un ecosistema completo, con depredadores tope y controladores biológicos que indican equilibrio ambiental.

¿Cómo se vincula esta riqueza natural con la actividad turística?

Lo que ofrecemos es una experiencia inmersiva, donde los visitantes pueden observar la vida silvestre en su entorno, recorrer senderos a pie, a caballo o en safaris en carro, y aprender sobre la convivencia entre naturaleza y producción. Nuestro enfoque es educativo y vivencial. Las personas tocan animales de granja, se sacan el miedo a lo desconocido, reconocen huellas, escuchan sonidos del monte. Todo eso genera conexión.

Tenemos tres modalidades: full day, alojamiento (en una cabaña equipada para 8 personas), y turismo educativo, que recibe desde jardines hasta universidades. Además, organizamos talleres y charlas para productores rurales sobre coexistencia con fauna y turismo rural.

¿Qué tipo de perfil tienen los visitantes?

Recibimos tanto turismo nacional como extranjero, con distintos intereses: avistaje de aves, descanso, aprendizaje, o conocer otra forma de vida rural. Algunos vienen solo por un día, otros se quedan dos o tres. También somos un punto de paso estratégico para quienes recorren el norte argentino: desde Salta bajan hacia Iberá o Iguazú, o a la inversa. Nuestro objetivo es que todos vivan la experiencia San Rafael: que vean que es posible conservar y producir al mismo tiempo.

¿Cómo ha sido la evolución desde que comenzaron con esta propuesta?

Con mucho esfuerzo. En los primeros años, la falta de financiamiento fue un gran obstáculo. Todo lo hicimos a pulmón. Yo trabajaba como investigador universitario y asesor CREA, pero dejé todo para dedicarme al turismo. Desde entonces, el crecimiento ha sido sostenido. La sequía desde 2019 nos obligó a suspender actividades náuticas, pero seguimos ampliando senderos, alojamientos y propuestas educativas. Hoy tenemos sistemas de reservas, encuestas de calidad, y estamos cada vez más profesionalizados.

Usted es también capacitador en turismo rural. ¿Qué lugar ocupa la formación en este camino?

Fundamental. El norte argentino tiene naturaleza intacta, algo que ya no se encuentra en muchos lugares del mundo. Pero falta ponerlo en valor, y eso se logra con capacitación. Doy talleres sobre cómo diseñar una propuesta turística, cómo armar un producto, cómo venderlo. Porque no alcanza con abrir la tranquera: hay que estar en redes, conectarse con agencias, trabajar en red. Hoy, si no estás en internet, no existís.

¿Qué mensaje dejaría a quienes quieren apostar al ecoturismo en regiones como el Chaco?

Primero: sí se puede. Producir y conservar no es un sueño romántico, es una posibilidad concreta. Segundo: el turismo no es solo negocio, también es educación y transformación social. Muchos visitantes se van con otra mirada. Y tercero: hay que aprovechar las oportunidades, capacitarse, animarse a innovar. El futuro del turismo en el Chaco es enorme, pero requiere compromiso, planificación y trabajo en equipo.

¿Cómo se accede a San Rafael?

Estamos a 27 km del centro de Resistencia y del aeropuerto internacional, sobre un camino señalizado y de buen acceso. Nos contactan principalmente por redes sociales (Facebook, Instagram, WhatsApp), y también por nuestra página web. Organizamos traslados desde y hacia el aeropuerto o el centro, y articulamos con prestadores de Corrientes o Misiones para quienes hacen circuitos regionales.

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