Anguilla se visita y disfruta en cualquier época del año
La isla se está afianzando como uno de los destinos más atractivos del Caribe y quiere seducir a los mercados latinos con su propuesta de sol y playa y una gastronomía de nivel internacional.
Gracias a un clima estable con temperaturas que suelen oscilar entre los 26 °C y los 30 °C todo el año, Anguilla es un destino atractivo en todo momento del año. En los meses previos al inicio de la temporada alta, la isla es ideal para quienes buscan tranquilidad y buenos precios. Este período, de menor movimiento turístico en el Caribe, permite aprovechar alojamientos más accesibles, playas poco concurridas y restaurantes que reabren con nuevos menús tras el verano local. Las aguas cálidas y transparentes son propicias para el snorkel y el buceo, mientras que las temperaturas suaves invitan a disfrutar del mar con un ritmo pausado.
De diciembre a enero, Anguilla ofrece eventos gastronómicos, música en vivo, cenas especiales y fuegos artificiales, en un entorno donde la brisa tropical se mantiene por encima de los 27 °C. Hoteles como Four Seasons, Cap Juluca o Aurora Anguilla Resort & Golf Club organizan propuestas exclusivas para recibir el Año Nuevo. Es el momento más demandado, por lo que se recomienda planificar con anticipación.
Los primeros meses del año son los de la mayor afluencia internacional. Las condiciones climáticas son óptimas, con días soleados que favorecen tanto el descanso como las actividades al aire libre. Durante esta etapa tienen lugar algunos de los eventos culturales más importantes del calendario local, como Moonsplash, el tradicional festival de reggae que se realiza en marzo, y el Festival del Mar, celebrado en Pascua en el pueblo de Island Harbour, con competencias de embarcaciones, gastronomía y música.
Durante la primavera y el verano del hemisferio norte, mientras en buena parte de Latinoamérica se acerca el invierno, Anguilla mantiene su clima cálido y un espíritu más sereno. Las temperaturas entre los 27 °C y 30 °C acompañan una temporada en la que la isla muestra un ritmo cotidiano más marcado por su vida local. Es un buen momento para quienes buscan una experiencia más auténtica, con menor presencia turística, más contacto con la comunidad y amplias posibilidades para practicar deportes acuáticos o realizar paseos en barco sin grandes multitudes.
