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A seguir esperando. El Covid no está solo, lo acompaña la desidia

Si bien el gobierno anunció que habrá temporada de verano (como si fuese una decisión política y no dependiera de la situación sanitaria), la sanción de la tan necesaria, esperada y conversada Ley de Sostenimiento o Emergencia de la actividad, sigue su plácido sueño.

Luego que el senado la aprobara por unanimidad, falta que diputados la debata y, es de esperar, la apruebe. Pero la Cámara de Diputados no puede sesionar.

El motivo es que se necesita unanimidad para prorrogar la norma que autoriza a debatir remotamente y la oposición no presta su acuerdo, salvo que el oficialismo se comprometa formalmente a no incluir en el temario:

  • La Ley de Impuesto a las grandes fortunas.
  • La formación de una comisión que investigue el caso Vicentin.
  • La Reforma Judicial.

O sea que si no se hace lo que un sector político reclama, la Cámara de Diputados de la Nación, no sesiona y entre lo pendiente no solo está la ley para “Sostener y Reactivar el Turismo”, sino medidas para las Pymes en el tema de los alquileres comerciales, crear una Agencia de Seguridad Metropolitana y la Moratoria Fiscal, entre otras. Si alguien piensa que a esto se lo llama chantaje, está equivocado.
El tema da para largo (y para otra nota) lo cierto es que la industria turística no solo se enfrenta a la pandemia, sino también a la política y de la barata.
Mientras tanto pasan los meses y la situación desbasta a los propietarios de hoteles y pequeñas empresas con su fuerza laboral.
Desde antes del Covid, el segmento hotelero se enfrenta a cifras históricas de morosidad y es el sector más afectado que funcionaba respaldado por recursos obtenidos de créditos hipotecarios -los propietarios-, sean estos bancarios o usureros (que a esta altura del partido, son iguales).
Un muestreo realizado por Rèport durante la primera quincena de agosto entre hoteles de todo el país y de diferentes categorías, excepto CABA, revela que el porcentaje de préstamos no pagados con 60 días de mora o más, es del 34,4%.
Con una caída en la demanda como la que se vive, sumada a la situación económica que ya desde el 2018 se venía deteriorando, cientos de hoteles no pueden pagar sus hipotecas o deudas comerciales y se enfrentan a ejecuciones y demandas, con la dura realidad de tener que cerrar sus puertas de forma permanente.
Miles de empleos se perderán no solo de los hoteles, también de pequeñas empresas que dependen de estos, ya que impulsan la actividad económica de sus comunidades.
Tengamos fe y más paciencia. La Cámara de Diputados algún día sesionará y tal vez tendremos la Ley que ayude a resisitir.

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