Un sombrío aniversario
Érase una vez un crucero que salió de Yokohama para hacer un recorrido por el sudeste asiático…Lo que pasó después sorprendió, y detuvo, al mundo entero, especialmente a la industria de los viajes, que aún hoy, un año después, no ha logrado escapar de los nefastos efectos de una historia que parece no acabar.
El comienzo de la parte del cuento relativa a la industria turística, arrancó el 20 de enero con la partida del Diamond Princess del puerto de Yokohama, Japón, en un itinerario de 14 días con más de mil tripulantes y 2670 felices viajeros que no sospechaban en ese momento la pesadilla de “cuarentena a bordo” que iban a experimentar durante dos semanas a su regreso a Japón.
El Diamond Princess, no fue en manera alguna el único barco afectado gravemente por el nuevo virus, pero si fue el único en donde se pudo radiografiar el origen y la evolución del contagio por parte de los epidemiólogos. Desde que un pasajero desarrollara tos el 19 de enero y abandonara el barco el día 25 en una de sus paradas (el pasajero dio positivo para Covid-19 el 1º de febrero), más de 700 pasajeros y tripulantes también resultaron positivos y 14 de ellos murieron.
Esa situación representó el primer impacto directo y a gran escala del Covid-19 en la industria de viajes. En las siguientes semanas y meses, el virus impregnó todos los sectores, en todos los rincones del mundo.
Todas las líneas de Cruceros, hacia mediados de marzo, suspendieron sus operaciones y para octubre de 2020 se habían reportado 87 embarcaciones afectadas por el virus, con casi 4 mil casos y 111 muertes.
Intentando dar una respuesta a la crisis, en junio Royal Caribbean y Norwegian Cruise anunciaron una asociación para crear el “Panel de navegación saludable”, integrado por expertos en salud pública, bioseguridad, epidemiología, entre otros profesionales. El panel le planteó al CDC de Estados Unidos 74 prácticas recomendadas para que los cruceros pudieran volver a operar de manera segura, sin embargo esto, hasta hoy, no ha sido suficiente para que la autoridad de salud estadounidenses autorice que vuelvan a operar.
Aunque desde el verano pasado algunas navieras retomaron su operación con itinerarios cortos en Europa y Asia, la mayoría de las grandes líneas de cruceros, como Carnival, Holland America, Princess Cruises y Royal Caribbean, anunciaron recientemente la extensión de la suspensión de operaciones por lo menos hasta el segundo trimestre de 2021.
Aerolíneas
El 23 de enero despegó uno de los últimos vuelos originados en Wuhan con destino a Sídney, Australia. Una semana después, las principales aerolíneas cancelaron sus vuelos hacia el gigante asiático. A mediados de febrero, dos tercios de los aviones que operaban en China se encontraban en tierra.
Una vez que el Covid-19 fue declarado pandemia el 11 de marzo y los países cerraron las fronteras, los transportistas no podían hacer nada aparte de ayudar con las repatriaciones y trasladar equipos médicos vitales a los puntos críticos.
Desde esa fecha la situación aerocomercial ha sido altamente inestable, con restricciones y bloqueos que van y vienen de manera intempestiva, mientras que las medidas de seguridad como el uso obligatorio de barbijos y en algunos casos el bloqueo de asientos, se convirtieron en la norma.
La IATA estimó que en 2020 las aerolíneas perdieron 11 mil millones de dólares, cifra que podría disminuir en 2021 si la eliminación de las restricciones y el avance de las vacunas se concretan en el próximo verano. La Asociación nada dice sobre lo que significa la propagación del virus de un país a otro. Solo dedicó el año a recomendar, por no decir amenazar, a los países que pusieron restricciones. En sus obtusos análisis obvio el detalle de que la gente, en su gran mayoría, optó por no viajar y que el problema no es que los aviones contagian, sino la gente.
Hoteles y alojamiento
Como era de esperarse, la cancelación de vuelos, el cierre de fronteras y la parálisis de los viajes corporativos impactaron de manera directa la industria hotelera, causando severeras pérdidas. Muchos hoteles cerraron temporalmente, otros definitivamente y casi todos redujeron su personal.
En el caso de las grandes marcas el segundo trimestre fue dramático en materia financiera. Hilton perdió 432 millones de dólares en el trimestre, mientras que los ingresos de Marriott cayeron más del 72%.
Caso contrario pareció ocurrir con el negocio de los alquileres cortos, que se recuperaron más rápido y con más fuerza, como se evidenció en el alza de tarifas reportada en julio de 2020 en Estados Unidos, España, Italia, Francia y China respecto al mismo mes de 2019. No en vano Airbnb aprovechó la coyuntura para efectuar una Oferta Pública de acciones, logrando 146 dólares por acción en su primer día de negociación, por encima del precio que se había establecido.
En materia operativa, los negocios hoteleros debieron lidiar con cancelaciones, reembolsos, poner en marcha estrategias creativas de administración de ingresos, además de implementar estándares de higiene y distanciamiento social con foco en la tecnología.
Finalmente, se estima que la recuperación plena para la industria hotelera se encuentra aún lejos. Informes recientes señalan que la demanda de habitaciones y la tarifa diaria promedio, no alcanzará los niveles de 2019 hasta el 2025.
Los Viajes corporativos, con su habitual radar agudizado frente a las amenazas potenciales, muchas grandes corporaciones redujeron sus viajes y desplazamientos incluso antes de que la OMS declarara la pandemia. Una vez que el brote se afianzó en marzo, las empresas de gestión de viajes ayudaron a repatriar a empleados, así como a llegar a su destino a los trabajadores esenciales en sectores de la salud, petróleo y gas.
Posteriormente, con la crisis creciendo día a día, las empresas adoptaron medidas de reducción de costos con miras a preservar la liquidez. En paralelo y no en pocas ocasiones, han pedido a los gobiernos implementar programas de pruebas masivas en puntos de salida como medida para retomar los viajes de manera segura.
Sin embargo, muchas de las empresas clientes han adoptado políticas extendidas de teletrabajo. Se espera entonces que las repercusiones en los viajes corporativos se sientan con fuerza en los próximos años e incluso algunas voces predicen que el 50% de los viajes de negocios se perderán para siempre.
Las OTAS como las Agencias de Viajes en general. se enfrentaron a desafíos excepcionales es en el marco de la pandemia debido a su peculiar posición entre proveedores y viajeros. Al principio de la crisis debieron hacer frente la indignación de por un lado los viajeros reclamando los reembolsos y por otro los proveedores de servicios, negando su contribución y en algunos casos ofreciendo créditos, sabiendo que muchos pasajeros no usarán.
A algunas OTA’S lanzaron programas de apoyo a sus socios más pequeños, como por ejemplo el programa de recuperación de Expedia Group que ofreció 250 millones de dólares en créditos de marketing y una reducción temporal de la comisión de alojamiento.
En tanto, frente al aumento inusitado del comercio electrónico, tomó fuerza la inquietud de si había llegado la hora de que los hoteles redujeran su dependencia de las OTAS a favor de una distribución directa.
En términos de resultados financieros, tanto Booking como Expedia cerraron el tercer trimestre con signos de mejora, impulsados principalmente por los viajes nacionales y la demanda acumulada. No fue el caso de Despegar que si bien freno en parte la sangria de recursos, no logro salir de las cifras en rojo. En el caso de Booking, las reservas para el tercer trimestre disminuyeron 43% de un año a otro, una mejora respecto a la caída del 87% en el segundo trimestre. Expedia, por su parte, dice haber alcanzado un flujo de caja neutral en septiembre por primera vez desde febrero.
Tours y actividades
Al igual que otros sectores, los recorridos y las actividades se han visto muy afectados por la pandemia pero, dada su naturaleza pequeña e independiente, es probable que muchos de los operadores no sobrevivan a la crisis. Durante la pandemia, muchas de estas empresas se han lamentado de la poca ayuda que han tenido a su disposición, especialmente de empresas como Google con las que anteriormente se asociaban y confiaban.
Muchos operadores han aprovechado la parálisis para actualizar sus sitios web y procesos de distribución, con un plan, o la esperanza, de generar más reservas directas en el futuro. Y es que si el Covid-19 ha representado algo positivo por el segmento de los tours, es precisamente la aceleración de la digitalización. A pesar de que las reservas de este segmento cayeron 76% hasta noviembre, en comparación con 2019, se espera que los recorridos, las actividades y las atracciones se recuperen plenamente en algún momento, dada la demanda y deseos acumulados de los viajeros alrededor del mundo.
La conclusión
Los anteriores son solo algunos momentos cruciales ocurridos el año pasado cuando la industria de viajes aprendía sobre la marcha a gestionar los efectos de la pandemia. Hoy, mientras miles siguen muriendo y la tasa de infección sigue siendo alta, la vacuna brinda algunos limitados destellos de esperanza.
Sin embargo, como se hizo evidente muy rápidamente en la crisis, las esperanzas de una recuperación plena están depositadas en la disponibilidad y aceptación de una vacuna y en la posibilidad de que los viajeros de muchos países puedan viajar nuevamente.