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Querer y no poder

Mientras la Ministra de Infraestructura y Transportes de Italia, Paola de Micheli, anunciaba el acuerdo con sus pares de España, Francia y Alemania de excluir la obligación de someter a cuarentena a los viajeros de esos países entre sí, el Ministerio español de Sanidad estableció a partir del 15 de mayo, la cuarentena obligatoria sin excepción por 14 días para todos los viajeros extranjeros que lleguen a España.

La norma específica las mismas medidas adoptadas para los españoles, o sea, los turistas podrán durante la cuarentena:

  • Adquirir alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad.
  • Asistir a centros, servicios y establecimientos sanitarios.
  • Circular por causas de fuerza mayor o situación de necesidad.
  • Todos los desplazamientos deberán realizarlos obligatoriamente con barbijos.

La medida, que naturalmente tiende a preservar la salud de su población y evitar el contagio tiene un contrasentido ya que por un lado se trabaja en un plan de turismo seguro, incluso consensuado con sus socios de la UE, y por el otro se adopta esta medida.

Lo difícil de la situación, para todos, hace que se tomen medidas no solo contradictorias, sino que carecen de toda lógica.

¿Para que visitara una persona otro país? ¿Para estar 14 días aislado?

¿Cómo sería el tráfico de pasajeros por negocios? ¿Deberán planificar viajes como mínimo de 15 días?

De no producirse la disminución de riesgo de contagio, en nuestra actividad es igual exigir la cuarentena que mantener los aeropuertos cerrados.

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