¿A qué compañías aéreas deben ayudar los gobiernos?

Con el panorama que las aerolíneas perderían 84 mil millones de dólares en 2020 y la recesión económica hace dudar de una recuperación en 2021, la ayuda estatal para el sector aéreo se plantea cada vez más necesaria.

Según la IATA, las pérdidas a raíz de la actual coyuntura son tres veces superiores a las de la crisis financiera mundial. Lo más dramático es que, aun en un escenario sin restricciones de movilidad, las proyecciones indican que la demanda de viajes se mantendrá afectada por la recesión económica mundial y el temor de los viajeros a contraer el virus.

Se espera, además, que los viajes de negocios sigan siendo lentos. Ahorrar costos será la prioridad en los próximos meses, por tanto las empresas continuarán haciendo reuniones y conferencias virtuales. A ello se suman las cuarentenas, una medida que ha sido calificada por la IATA como “asesina de la demanda”. Y aunque en algunos territorios se ha planteado la posibilidad de crear “burbujas de viaje”, o sea que países con un bajo número de infecciones se agrupen y permitan la libre movilidad, esto no cambia un panorama global bastante limitado en cuanto a la demanda.

Así las cosas, se espera que las aerolíneas pierdan en 2021 alrededor de 16 mil millones de dólares. Y esto bajo el supuesto de que no habrá una segunda ola de infecciones en otoño e invierno. Un panorama a todas luces preocupante si se tiene en cuenta que la recuperación del turismo solo será posible si las líneas aéreas sobreviven.

Ante estos escenarios catastróficos y con la certeza del rol estratégico del transporte aéreo en el mundo moderno, es claro que los gobiernos tendrán que intervenir. De hecho, ya está ocurriendo así. Se estima que los estados gastaron cerca de 123 mil millones de dólares en ayudas para las aerolíneas. Y tendrán que gastar más si los problemas continúan. La pregunta es si están ayudando a las compañías correctas.

La realidad es que la mayoría de los gobiernos han provisto ayudas económicas sin tener en cuenta la viabilidad de estas empresas a largo plazo. Para los analistas es una situación es preocupante toda vez que la ayuda estatal (que está creando deuda en lugar de capital) aumentará los niveles de deuda de las aerolíneas. Una vez que la pandemia haya pasado, algunas compañías pueden fallar de todos modos, aplastadas por la deuda y la mala gestión.

¿Una oportunidad para el sector?

Por otra parte, se espera que los gobiernos empiecen a exigir algo a cambio. Es probable que solo las aerolíneas bien administradas, con finanzas sólidas y vitales para los intereses nacionales, reciban los apoyos económicos. Algunas aerolíneas pueden verse incluso obligadas a revisar sus modelos y gestión de negocios.

También podría haber un cambio positivo mucho más amplio: los gobiernos pueden pedir a las aerolíneas que consideren los intereses de una amplia gama de partes interesadas, no solo de los accionistas privados. Las organizaciones ambientales y otros grupos han exigido, por ejemplo, que cualquier rescate esté vinculado a la mejora de los derechos de los trabajadores y a un compromiso real contra el cambio climático. De hecho, algunos gobiernos ya han ofrecido rescates con la condición de reducción de emisiones de carbono.

Así, a medida que las aerolíneas profundicen su dependencia de la ayuda estatal, las voces de “partes interesadas” cobrarán cada vez más influencia. No se trata solo los gobiernos, sino de autoridades locales, aeropuertos, de la comunidad de viajes y turismo, de organizaciones no gubernamentales u otros sectores comerciales. En fin, cualquier persona u organización que sienta afectados sus intereses.

No es la primera vez que en la industria de turística se hacen llamados a utilizar la crisis como una oportunidad para crear un modelo más sostenible. Algo similar podría suceder en la industria de la aviación.