Cataluña da un paso atrás en su apertura
Extrema preocupación ha generado en la industria española los rebrotes en el país ibérico, especialmente en Cataluña, donde el panorama parece más grave.
Ya en días pasados alrededor de 170 mil catalanes habían vuelto a encerrarse cuando las autoridades de la comunidad autónoma se apresuraron a controlar un nuevo aumento de las infecciones por coronavirus, solo algunas semanas después de que se levantara un bloqueo nacional. Hoy el lineamiento de la Generalitat de Cataluña es reducir la actividad social al máximo para contener así la propagación del virus, tanto en Barcelona como en 12 municipios de su área metropolitana y en las comarcas de Noguera y Segrià. La recomendación general es permanecer en casa y solo salir en caso de que sea imprescindible, con el fin de evitar que se tengan que tomar medidas más drásticas en el futuro.
El fantasma del confinamiento social llega poco después de que Barcelona recibiera el sello de aprobación de seguridad como destino de “viajes seguros” por parte del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), al igual que Benidorm, Alicante, Madrid, Santiago de Compostela y Sevilla. En ese contexto la actividad había comenzado a resurgir; incluso se crearon varias burbujas turísticas en España, incluyendo un corredor de viajes entre Alemania y Mallorca.
De ahí la polémica que generó esta situación, provocando incluso enfrentamientos entre autoridades, concretamente la Fiscalía, que había pedido a los jueces no prohibir las reuniones de más de 10 personas por considerarla una directriz desproporcionada. Sin embargo, la autoridad judicial aprobó la medida y desde el sábado 18 de julio no están permitidas las reuniones públicas y privadas de más de 10 personas. Se limitó igualmente el aforo en bares y restaurantes y ordenó el cierre de cines, teatros, locales de ocio nocturno y gimnasios.
La resolución de las autoridades catalanas tiene un alcance de 15 días y afecta a alrededor de tres millones de habitantes.
