Substancias y dispositivos para frenar la Covid-19

Algunos países están evaluando instalar un dispositivo en los cuerpos de los viajeros provenientes del extranjero para rastrear posibles infecciones, entre tanto una reconocida aerolínea promociona el uso de un novedoso desinfectante “mata virus” ¿Qué piensan los turistas de estas medidas?

Solo el tiempo lo dirá, pero lo cierto es que cada vez más países e incluso organizaciones de viajes contemplan la implementación de medidas que seis meses atrás habrían sido rechazadas de tajo por entrometerse en la intimidad de las personas o someterlas a procedimientos en gran medida experimentales.

Hoy, países como Singapur, Hong Kong y Corea del Sur están rastreando los movimientos de los pasajeros que llegan del extranjero a través de dispositivos electrónicos como una manera de asegurar el cumplimiento de las reglas de cuarentena.

En nuestro continente, Hawái está implementando tecnología GPS para rastrear los movimientos dentro de sus áreas turísticas, mientras que las Islas Caimán pretende monitorear los datos de salud de sus visitantes a través de un novedoso dispositivo ¿El propósito? En todos los casos es la reducir los riesgos de propagación del Covid-19.

American Airlines, por ejemplo, lanzó la sustancia SurfaceWise2, que se aplicará en las superficies del interior de todas las aeronaves mediante pulverización electrostática. Según la aerolínea, el nuevo recubrimiento, que fue aprobado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), crea una “capa protectora invisible que mata los virus activamente”.

¡Hello BioButton!

Pero dentro de todas las innovaciones tecnológicas pensadas para reactivar la actividad turística con el pasajero como un sujeto experimental, la que más llama la atención es el BioButton (foto), un producto diseñado por la empresa de biotecnología BioIntelli Sense con sede Estados Unidos. Esa es, de hecho, la tecnología que las Islas Caimán planea implementar cuando sus fronteras se vuelvan a abrir.

El BioButton tiene aproximadamente el tamaño de una moneda y se adhiere al pecho del usuario. Su batería dura 30 días y se recarga. Cada 10 minutos, transmite datos que incluyen temperatura, frecuencia cardíaca y respiratoria, todas métricas clave al monitorear posibles síntomas de Covid-19. El objetivo es minimizar el riesgo de exposición al Covid-19 y ayudar a prevenir brotes.

BioIntelliSense fue fundado por el cirujano cardíaco James Mault hace dos años. El dispositivo, aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos, se ha utilizado desde enero para que el personal médico pueda controlar los datos de salud de los pacientes después de salir del hospital. También contiene tecnología que permite medir qué tan cerca está un usuario de otras personas que usan BioButtons y cuánto tiempo dura el contacto.

En el caso del turismo, los datos de salud que emite el monitor se combinarían con un cuestionario diario administrado a través de una aplicación. Así, un usuario puede recibir “un pase verde” para participar en un actividad deseada (por ejemplo, subirse a un avión) o no. Los datos utilizados para generar el pase aprobatorio están encriptados, almacenados en la nube y cumplen con la Ley de Portabilidad y Responsabilidad del Seguro Médico, pero no se comparten con el usuario del dispositivo.

Según su creador, una ventaja del BioButton sobre los controles de temperatura tradicionales, es que puede monitorear los picos de temperatura a lo largo del día, proporcionando una evaluación más precisa. Se trata de datos médicos, destacó Mault, y se distinguen de los rastreadores portátiles, cuya precisión de la frecuencia cardíaca, por ejemplo, puede ser de más o menos un 20%.

El visto bueno de la USTA

Ante un programa de esta naturaleza, los cuestionamientos a la violación de la intimidad parecen pasar a un segundo plano frente a los posibles beneficios económicos de cara a la reactivación de la industria turística. Así parece indicarlo Roger Dow, CEO de la U.S. Travel Association (USTA) o Asociación de Viajes de Estados Unidos, quien se manifestó partidario de que esta tecnología médica sea adoptada y es optimista frente a su utilidad.

“Viajar es la puerta de entrada al desarrollo económico; si no logramos que la industria se mueva nuevamente, esta economía y el país estarán en una situación desesperada”, afirmo Dow. El directivo cree que esta tecnología podría ser clave para el retorno de los viajes, especialmente en la esfera de reuniones y eventos, pero señaló que muchos actores tienen que ponerse de acuerdo para hacerlo posible.

Las Islas Caimán, por supuesto, no son el único país que ha realizado consultas sobre el potencial del BioButton. Y el turismo, de igual manera, no es el único sector interesado en esta  tecnología. Las escuelas y empleadores han manifestado interés por las utilidades que puede tener el dispositivo en un mundo pos pandemia.

No obstante, para los asesores de viajes no es tan clara la aceptación que pueda tener el BioButton en la comunidad viajera. Muchos viajeros ni siquiera quieren tomarse la molestia de realizarse una prueba y correr el riesgo de ser puestos en cuarentena, mientras otros se encuentran listos para viajar pero prefieren esperar a que la situación se normalice y evitar así molestos procedimientos adicionales, según manifestaron los agentes de viajes.

La tecnología, sin embargo, ya existe y está sobre la mesa para una inminente discusión y experimentación, lista para adherirse a los pechos de miles de viajeros alrededor del mundo.