Covid-19: una oportunidad para la equidad de género

Mucho se ha hablado en los últimos meses sobre cómo la Covid-19 aceleró transformaciones radicales en el ámbito tecnológico y humano. Sin embargo, este mismo entusiasmo por el avance digital no se ha ocupado de una reflexión fundamental de nuestro tiempo: la representación femenina en la fuerza laboral digital en aras de una sociedad más igualitaria e inclusiva.

Un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) encontró que el 90% de las personas tienen prejuicios contra las mujeres y más del 40% cree que los hombres son mejores ejecutivos de negocios. En el campo de la inteligencia artificial, solo el 22% de los profesionales son mujeres, según el Foro Económico Mundial.

La reflexión proviene, por supuesto de mujeres que ocupan posiciones de liderazgo en el sector tecnológico. Su preocupación central es que un entorno de cambio en donde la vida laboral, familiar y doméstica de millones de personas ha sido afectada, el Covid-19 tiene el potencial de diezmar los avances en la igualdad de género o, por el contrario, actuar como un acelerador del cambio.

La invitación entonces es a construir un mundo post Covid-19 en el que el género femenino desempeñe un papel más importante en el avance digital; a pensar en cómo la pandemia puede impulsar el equilibrio de género, particularmente en la fuerza laboral digital.

Para ello el papel de los educadores es fundamental. Las escuelas deben fomentar el interés de las mujeres en los sectores tecnológicos que históricamente han estado dominados por los hombres, dedicando más tiempo y centrándose en ayudar a las niñas a participar en pie de igualdad.

En casa, se trata de un cambio de comportamiento. Las investigaciones muestran que las madres pueden transferir inconscientemente el machismo para que sus hijas crean que ser hombre es mejor, o que un hombre está naturalmente destinado a un trabajo con responsabilidades.

Es clave entonces un cambio de comportamiento en el hogar. Existen hoy transformaciones culturales y sociales en curso que de poco se “se filtran” en los escenarios laborales, pero se trata de cambios muy lentos, como una suerte de “goteo” que toma años, décadas e incluso siglos. Lo novedad hoy es que, con la pandemia del Covid-19, ha quedado claro que un cambio fundamental puede hacerse en unas pocas semanas.

Nueva tecnología, nuevo mundo

Para muchas científicas y profesionales del ámbito digital es bastante claro que en las conferencias globales en donde suele discutirse los cambios de paradigma que propician la inteligencia artificial, la robótica, la ciberseguridad, etc., la participación protagónica de las mujeres es mínima. A menudo se encuentran disertando en un auditorio en donde solo hay hombres.

Así que, por un lado, hay una tecnología de la que se espera transforme a la humanidad, pero por otro vemos a las mismas personas en las mismas conferencias una y otra vez. Cabe preguntarse entonces ¿se está creando un mundo nuevo o simplemente una nueva tecnología?

Ante esta situación un líder del sector TI dijo en una ocasión que la razón por la que no suelen contratarse mujeres en estos roles tecnológicos es porque la naturaleza cambiante del trabajo no es atractivo para madres de niños pequeños. En Escandinavia, sin embargo, funcionan con éxito modelos en donde las responsabilidades frente a los niños se comparten por igual entre hombres y mujeres e incluso los turnos de trabajo se organizan para permitir la inclusión femenina.

Así que, en tiempos en que la fuerza laboral de muchas industrias se está  moviendo hacia nuevos modelos de trabajo en casa, llegó el momento de revisar  y repensar modelos de productividad y trabajo en aras de una sociedad más igualitaria e inclusiva.

No menos importante es que la falta de diversidad de género puede significar, entre otras cosas, falta de diversidad en el proceso de pensamiento empresarial y un riesgo de repetición de los patrones del ‘status quo’. La propuesta es entonces a que las mujeres se ayuden unas a otras en este camino, particularmente mediante el entrenamiento y la tutoría.

Las mujeres en la tecnología es el próximo gran cambio de paradigma: la inteligencia artificial y el aprendizaje automático necesitan igualdad de género para evitar modelos sesgados que conduzcan a una visión estrecha, inexacta e injusta del mundo.