El desafío

Ya comenzado el año y viendo en el horizonte las vacunas, la situación del Covid no está ni cerca al menos de aplanarse. La expectativa para la industria es que el turismo se reactive mientras se frenan los brotes. La gran pregunta es cuántas empresas están en condiciones de esperar.

Si bien la coyuntura es la que manda y ocupa el tiempo, los pensamientos y los recursos de los empresarios, tal vez sea momento de repensar algunos aspectos que no tienen que ver con cuántos pesos más se le saca al dólar, o si seguirá el ATP o será el REPRO.

La pandemia debería dejar a la gente toda, algunas lecciones y naturalmente a la industria también. Aparentemente las predicciones que se hicieron sobre que la pandemia traería consigo la revalorización de valores como la solidaridad entre los países, parecen haber sido solo una expresión de deseos.

Los países ricos compraron vacunas hasta cinco veces su población mientras que el resto está viendo como resuelve, al menos, vacunar al 70% de sus habitantes. En el plano de las acciones individuales, parece difícil que la sociedad en su conjunto o mayoritariamente, haya aprendido algo. Hoy, en todo el mundo el individualismo potenció lo peor que tiene el ser humano llegando a situaciones de “desacato social”, desobedeciendo fundamentadas instrucciones de los gobiernos para preservar la salud y la vida de la población.

Con el argumento del encierro, la privación de los derechos individuales y las necesidades económicas, gran parte de las sociedades ignoran las recomendaciones sin importar los riesgos de contagio a sus propios entornos familiares.

No importa que Ángela Merkel implore prudencia o que Boris Johnson se quiebre llamando a la cordura. Siguen y seguirán existiendo los Bolsonaro, los Trump y la jauría patética y oportunista nativa, la cual no enumeramos a los efectos de no herir susceptibilidades.

En tanto, nuestro sector deberá comprender que muchas cosas que se daban, no podrán seguir y entre ellas la fundamental será cambiar el paradigma de la fantasía, el engaño en que la actividad vivió históricamente sumida.

Esto no vale solo para las clásicas mentiras “pour la galerie” con el objetivo de mostrar los “éxitos” propios a los demás. Sin darnos cuenta, construimos una visión de la realidad convencidos que diciendo cosas buenas van a ocurrir. La industria adopto como modalidad, tirar la basura debajo de las alfombras.

En los tiempos por venir, será muy útil concentrarse en construir la trasparencia, elemento fundamental para conquistar la confianza de los clientes. La coordinación de las autoridades con las asociaciones y sus integrantes es parte de ese esfuerzo. Atrás quedarán los días en que las oficinas de turismo de los destinos, operadores, agencias y proveedores en general escondían las malas noticias o evitaban las discrepancias con el argumento que eso dañaba la actividad.

Hoy leemos muchas encuestas y se habla de la confianza del consumidor, pero en realidad, no solo se trata de ganar la confianza de los clientes. Si cambiamos ese esquema, también se ganará la confianza de todos los actores del sector. A medida que el Covid alcanza su punto máximo y cae, las decisiones de los viajeros cambian junto con él y los prestadores deben permanecer ágiles y receptivos. Los especialistas en marketing del turismo deberán reevaluar las perspectivas de los viajeros con regularidad y transmitir el valor que su producto es relevante para ellos.

Pero, ¿Qué tan cómodos se sienten los viajeros para pensar en viajar?

Hay aspectos que son difíciles de cuantificar pero no se pueden ignorar. Por un lado existe un justificado temor que se supone se ira disipando cuando la vacunación tenga índices importantes. Luego está la situación económica en que quedarán vastos sectores de la clase media, en la que viajar difícilmente sea una prioridad.

Entre los sectores de mayor poder adquisitivo y habituados a viajar, las compulsas más serias (no las que dicen lo que queremos escuchar) hablan que el público elegiría para su primer viaje de 2021 un destino no mayor a los 150 Km. El 12 % viajaría internacionalmente y el 27% lo haría dentro del país, en automóvil.

A pesar de los cambios relevados durante el año, los datos apuntan a la inevitable realidad de que la confianza en los viajes internacionales sigue siendo baja.

Un estudio reciente publicado por Expedia Group que encuestó a 11.000 personas con la intención de viajar en 2021 en 11 países, mostró que la mayoría tiene más probabilidades de viajar después de mayo de 2021, y los consultados de América del Norte, Europa, Medio Oriente y África se inclinan por hacerlo a partir del tercer trimestre de 2021.

Claro está que todo dependerá de la evolución epidemiológica y los consecuentes cierres y aperturas que los países realicen. Es sin duda una incógnita si esos destinos frenarán al virus a medida que se abran, hasta que las vacunas estén masivamente disponibles.

Mientras la industria de viajes permanece expectante navegando en la pandemia frente al 2021, hay indicadores que en el sector el optimismo está vivo.

Los destinos por su parte, también confían en que la demanda de los viajeros aumentará una vez que las curvas de contagios se aplanen y la tan necesaria confianza vuelva.

Así las cosas, tiene que haber esperanza en alguna parte y será tarea de todos, en lo que nos toca, que se haga realidad.