La apuesta de los ingenuos

Mientras el futuro se torna para la actividad cada día más incierto, se potencia una idea en algunas operadoras y agencias sobre los tiempos que vienen. La base del razonamiento es que mientras más empresas cierren, será beneficioso para las que queden.

La actitud no es nueva, ya que siempre existieron rumores entre competidores sobre la salud de los otros. De esa manera se pretendía sembrar dudas sobre la confiablidad de la competencia con el objetivo de ganar espacios.

Hoy, con la pandemia teniendo en jaque al conjunto del sector, no desapareció ese hábito. Lo que sustenta este pensamiento es la idea que “mientras menos queden, seremos menos para repartir”.

El supuesto confirma la miopía sobre la verdadera gravedad de la situación, llegando a ignorar que, en la medida que no se encuentre la forma de contener los contagios, lo que se vende no alcanza a mitigar, siquiera en parte, la situación en la que se encuentran las empresas.

Report consultó a algunos operadores sobre los niveles de venta que hoy tienen y las cifras ratifican lo antes expresado. Los números son más o menos coincidentes: se registran entre 6 y 20 reservas diarias.

Dando como válida esa información, si “se cayeran” 5 o 10 operadores, habría entre 70 y 120 reservas para repartir entre el resto que logre perdurar. ¿En qué cambia que un negocio con 30 o 60 empleados, reciba una porción de esas cifras?

Nada indica que la situación tienda a mejorar sino todo lo contrario. La Organización Mundial de la Salud afirma que 10 países compraron el 85% de la producción de vacunas de los laboratorios occidentales. Solo 28 dosis, de las 40 millones aplicadas en el mundo, se administraron en un país pobre, Guinea. 

“El mundo está al borde de un catastrófico fracaso moral, y el precio de ese fracaso se pagará con vidas y empleos en los países más pobres“, informó la OMS y convocó a no repetir experiencias como la de la gripe A, cuya vacuna llegó a los países en desarrollo luego de la epidemia, o el HIV, cuyos medicamentos para tratarlo llegaron al Tercer Mundo una década más tarde que a los países desarrollados.

Con esta realidad, ¿Qué ocurrirá cuando Europa o los Estados Unidos logren “la inmunidad del rebaño”? ¿Permitirá el ingreso de pasajeros de países que no lo lograron, incluida Latinoamérica?. ¿Recomendarán visitar a sus ciudadanos destinos sin “la inmunidad”?

Curiosamente, (o no) los intentos para unificar las estructuras de grupos de operadores afines para poder enfrentar la crisis no prosperaron.

El más exitoso logró realizar 3 (tres) reuniones virtuales. El planteo era tan sencillo como elemental: simplificar los equipos operativos y administrativos, manteniendo cada uno su identidad comercial. La iniciativa se frustró ya que la mayoría optó por seguir caminos independientes, o sea apostar a la permanencia individual esperando que otros no lo logren. Otras diferencias surgieron de los temas que siempre impidieron a las empresas potenciarse: los personalismos.

Las otras 2 iniciativas no prosperaron por motivos más simples: no lograron que parte de los invitados se conecten al Zoom.

El objetivo de la OMS es lograr en el 2021 que, al menos, un 20% de la población mundial esté vacunada, cifra lejana al necesario 70%.

Con este panorama, tal vez la apuesta deba ser diferente y no esperar a que se funda el vecino.