Los desafíos de los pasaportes sanitarios digitales
A medida que avanza la vacunación y las pruebas del Covid-19 se extienden en la población mundial, los llamados pasaportes sanitarios se revelan como la estrategia más eficiente para la reactivación de los viajes. Sin embargo, las dudas sobre la eficacia y conveniencia de este mecanismo se mantienen sin resolver.
Diseñados para certificar que un viajero cumple con los criterios de entrada vigentes en un país o jurisdicción determinada, los llamados “pasaportes digitales de salud” han sonado desde bien temprano en la pandemia como el camino más viable para reanudar los viajes en un mundo que, por lo menos en el mediano plazo, seguirá fragmentado por las restricciones a la movilidad. Pero si bien estos pasaportes prometen desempeñar un papel clave en la puesta en marcha, por ejemplo, de los viajes corporativos en el ámbito internacional, quedan muchas preguntas por abordar y responder en materia de protección y seguridad de los datos, armonización y coordinación entre las distintas plataformas y la inequidad derivada de su implementación.
El valor de la privacidad
La seguridad de los datos, por ejemplo, es un asunto fundamental en la Unión Europea, en donde hay reglas particularmente estrictas en su régimen de Regulación General de Protección de Datos (GDPR). De hecho, los desarrolladores de estas aplicaciones se han preocupado por almacenar los datos en sistemas descentralizados, evitado así su vulnerabilidad ante probables robos.
En Estados Unidos después de evaluar múltiples propuestas y posiciones al respecto, la Casa Blanca descartó exigir pasaportes sanitarios de vacunación contra el coronavirus. Según informaron la decisión se toma para no poner en riesgo la privacidad de las personas. “El gobierno no apoya ni apoyará ahora un sistema que requiere que los estadounidenses porten una credencial. No habrá una base de datos federal de vacunas ni un mandato federal que requiera que todos obtengan una única credencial de vacunación”, declaró la secretaria de prensa, Jen Psaki.
Sin embargo a el Estado de Nueva York, se convirtió en el primero en lanzar una plataforma digital de salud destinada a rastrear el resultado de las pruebas Covid-19 y certificados de vacunación de los ciudadanos y de esta manera acelerar la reapertura de negocios y lugares de eventos. Con esta verificación digital los neoyorquinos participantes podrán asistir a escenarios como estadios, arenas, recepciones de bodas, eventos con catering o simplemente reuniones con una asistencia superior al límite establecido por el Estado.
En contraposición el gobernador de Florida, Ron DeSantis, planea firmar una orden ejecutiva que prohíba a las empresas exigir certificados de vacunación para acceder a cualquier servicio, incluido la entrada a los parques temáticos.
La orden, que busca evitar que las empresas rechacen la prestación de sus servicios a personas que no han sido vacunadas. DeSantis dijo: “Es completamente inaceptable que el Gobierno o el sector privado le impongan a las personas el requisito de una prueba de vacuna simplemente para poder participar en la sociedad”.
En Argentina la idea de crear un pasaporte sanitario que permita retomar de manera segura los viajes internacionales ha comenzado a sonar desde hace meses, especialmente a partir la nueva funcionalidad introducida hace unas semanas en la aplicación Mi Argentina, que permite acreditar digitalmente el certificado de vacunación. Aun así, el Gobierno descartó de entrada que esta aplicación pueda convertirse en un pasaporte sanitario, dado el riesgo de las nuevas variantes del Covid-19 y la ausencia de datos sobre el comportamiento del virus aun con las vacunas.
La opinión de los usuarios
En una encuesta reciente de Amadeus reveló que el 91% de los viajeros se sentiría cómodo utilizando un pasaporte sanitario digital para futuros viajes. El estudio, aplicado a 9.055 viajeros de Francia, España, Alemania, India, Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Singapur, Reino Unido y Estados Unidos, encontró que más allá de las inquietudes habituales sobre el destino que pueden tomar los datos personales cuando se suministran en una plataforma digital, la posibilidad de viajar nuevamente es más importante. El 74% de los encuestados estaría dispuesto a almacenar electrónicamente sus datos sanitarios de viaje si ello les permitiera pasar por el aeropuerto más rápidamente y con menos interacciones y el 72% haría lo mismo si ello les permitiera viajar a más destinos.
El problema de fondo
Para muchos expertos un error inherente de estas plataformas es que pueden crear dos tipos de viajeros: los que pueden acceder a la vacunación o a un test Covid-19 y los que no. Alegan que es una suerte de privilegio inmunológico que perjudicaría a varias personas, muchas de las cuales ya eran víctimas de desigualdad y discriminación mucho antes de la pandemia. Los detractores no solo esbozan el riesgo de crear ciudadanos de primera y de segunda y marcar aún más las diferencias entre países ricos y pobres, sino que acuden a razones médicas de peso, como la ausencia de datos que ratifiquen la eficacia de las vacunas y la duración de la inmunización, lo cual puede conducir a una falsa sensación de seguridad.
Otra cosa piensa el profesor experto en Turismo de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya, Pablo Díaz, para quien este tipo de certificaciones, como la lanzada recientemente por la UE, son adecuadas para poder “dar oxígeno al turismo”. Según Díaz, se trata de una medida claramente económica destinada a salvar la industria de viajes y que, en el caso de los turistas de mayor edad, se entiende como un acto compensatorio ya que esta población estará vacunada antes que todos y eventualmente podrían moverse primero.
A pesar de iniciativas aisladas en destinos más desarrollados y digitalizados (como Nueva York, por ejemplo), a más de un año del inicio de la pandemia la idea de un pasaporte sanitario digital aún no se convierte en una realidad que reactive los viajes en todo el mundo de una manera extendida y segura.