“Salinas Grandes”, el mar blanco cordobés
Se trata de un producto turístico que ofrece “un campo de estrellas para conectar con la naturaleza y el cosmos”. Está ubicado al noroeste de Córdoba donde quedan marcadas “las huellas de la existencia”.
La región de las Salinas Grandes, se caracteriza por una falla tectónica que permitió la filtración del antiguo fondo marino, dejando expuestas hectáreas de minerales como el cloruro de sodio.
En la actualidad, es posible recorrer este campo sideral más allá de la rutina turística, tras la caída del sol y con la ventaja de poder reponer fuerzas durante el resto de la noche en San José de las Salinas, uno de los pocos parajes que lindan con su inmensidad.
El pueblo está ubicado 180 kilómetros al noroeste de la capital provincial y de cara al mar blanco. En su entrada, además de la vieja estación, es muy fácil divisar Las Salinas Gran Hotel, que representa una oportunidad para superar la experiencia diurna y sentirse uno más entre los 662 habitantes del lugar, según el último censo.
En su mayoría , los pobladores trabajan en la extracción de sal, la actividad que nutre a la economía de San José y otras localidades de la zona como Lucio V. Mansilla y Totoralejos.
La zona se caracteriza por la riqueza en biodiversidad con mayor concentración en la Reserva de vida silvestre Monte de las Barrancas, un área de 7.700 hectáreas dentro de la depresión de las Salinas Grandes donde habitan pumas, zorros grises, liebres criollas, guanacos, corzuelas, pecaríes, quirquinchos, vizcachas, cuises y conejos de los palos.
Un tesoro de esta región es la abeja nativa sin aguijón “Miel Rosada”, que no pica y produce una miel muy valorada por los habitantes de la zona. A este producto, le atribuyen propiedades medicinales vinculadas con el tratamiento de afecciones respiratorias, digestivas y oculares.
La diversidad y en especial la producción de esta miel entre los pobladores integran junto a Salinas Grandes, uno destino imperdible para descubrir perlas en el territorio cordobés.