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Barcelona se queda sin Airbnb para 2029

Las autoridades de la ciudad española quieren retirar las 10.101 viviendas turísticas en oferta actualmente Varios profesionales advierten que una regulación clara es más beneficiosa que una prohibición total. 

El Ayuntamiento de Barcelona informó que se revocarán las licencias de  todos los alquileres turísticos dentro de la ciudad a lo largo de los próximos cinco años. La medida empezaría a ser aplicada a partir de noviembre de 2028 para retirar toda la oferta en 2029. Actualmente, 10.101 unidades están debidamente registradas para ser alquiladas a turistas. 

El alcalde Jaume Collboni se ampara en un decreto de la Generalitat de Cataluña, que establece que los ayuntamientos catalanes en situación de emergencia habitacional puedan anular las licencias de los apartamentos con fines turísticos tras un periodo transitorio de cinco años. Si se concreta este anuncio desaparecerá la opción de poder alojarse temporariamente en un departamento alquilado entre privados por medio de una plataforma, tal como es posible actualmente. Aunque no se conceden nuevas licencias desde el año 2014, Barcelona sufre de una crisis habitacional crónica y al mismo tiempo es el ejemplo más emblemático de los efectos negativos del sobreturismo (con consecuencias como el incremento del precio de los alquileres)  y de la aparición de movimientos ciudadanos hostiles hacia los turistas. 

El alcalde Callboni declaró recientemente que “la última regulación del Parlamento de Cataluña nos permite, y nos vamos a acoger a ello, no renovar licencias de apartamentos turísticos y eso nos va a permitir poner 10.000 viviendas en el mercado del alquiler o a la venta. A partir de 2029 desaparece de la ciudad de Barcelona la figura del piso turístico tal y como hoy la concebimos“.

Esta medida intransigente no es bien recibida por varios sectores de la sociedad barcelonesa. Los representantes de los partidos políticos de oposición al actual equipo dirigente advierten que la prohibición “perjudicará al tejido económico y al turismo de Barcelona, además de generar inseguridad jurídica“. Al mismo tiempo, Javier Delgado, director de una empresa proveedora de tecnología para hoteles, opina que ”el principal motor que ha impulsado este aumento de la oferta de turismo vacacional procede de la falta de una normativa clara. Hemos observado distintos niveles de tolerancia a este fenómeno en todo el mundo. Una prohibición total no parece razonable, ya que existe un mercado importante que necesita y espera este tipo de alojamiento. Con una regulación clara que garantice la seguridad y la protección de los huéspedes, junto a una cuota sostenible y razonable de oferta de alquiler vacacional por ciudadano local y un régimen fiscal sostenible debería haber sitio para todos en todas las ciudades”.

Otra posición interesante que fue difundida por la prensa barcelonesa últimamente es la de Vanessa de Souza Lage, que desarrolló un negocio que certifica la sustentabilidad de los alquileres vacacionales. Comenta: “La propuesta de prohibición del alquiler vacacional en Barcelona tendrá importantes consecuencias negativas a largo plazo que el gobierno actual está pasando por alto. El alquiler vacacional es esencial para dispersar el turismo por toda la ciudad. Por ejemplo, mi barrio, que no tiene hoteles, se beneficia de que el alquiler vacacional traiga visitantes. La masificación es sobre todo un problema en las zonas densamente pobladas de hoteles, mientras que muchos otros barrios de Barcelona acogerían con agrado a más turistas. Además, los viajeros de alquiler vacacional contribuyen a un turismo más sostenible. Tienden a gastar su dinero localmente, apoyando directamente a la comunidad. Esto incluye a los residentes y propietarios de pisos, limpiadores, agencias y comerciantes cercanos”. 

La prohibición no será tan fácil de implementar y eficiente en sus resultados como prometen los equipos actuales del Ayuntamiento. Además de la batalla política y judicial que la medida va a desencadenar, hay elecciones de por medio (en 2027) que podrían cambiar el panorama. Además, un directivo de la importante consultora de marketing turístico Mabrian recuerda que “obtener datos fiables sobre lo que ocurre realmente en cualquier ciudad es casi imposible dada la naturaleza extremadamente fragmentada de la oferta y el hecho de que sin duda se producen muchos alquileres semilegales e incluso ilegales (lo que significa que no hay datos). El número de alquileres de corta duración en Barcelona en Airbnb en marzo era de unas 15.600 propiedades con 54.000 habitaciones. Significa que sólo en Airbnb, que no es la única fuente de oferta, hay un 50 % más de propiedades de las que hay registradas oficialmente en la ciudad”.

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