Alerta por un efecto limitado de La Niña
Las temperaturas suben en todo el planeta y algunas regiones ya se preocupan por su futuro como destino turístico, como es el caso de la cuenca del Mediterráneo. ¿Qué pronostican los climatólogos para los próximos meses?
El 2024 fue el año más caluroso en la historia reciente de nuestra Tierra. Fue también el primero durante el cual se registraron promedios superiores a 1,5 ˚C (el objetivo que no había que sobrepasar, tal como lo planteó el Acuerdo de París en 2015). Ya sabemos que esta tendencia irá creciendo y que el recalentamiento será cada vez más dificilmente controlable. Esto tiene consecuencias directas para cientos de millones de personas en un futuro inmediato y para buena parte de las actividades humanas. El sector del turismo es uno de ellos porque las temperaturas más altas van a modificar la, demanda y la oferta por igual.
A grandes rasgos, El Niño provoca subas de temperaturas generalizadas; mientras que La Niña deja esperar una baja de los termómetros. El inicio de 2025 está marcado por este segundo fenómeno, pero desgraciadamente esto no implicará obligatoriamente una pausa en la suba de las temperaturas globales. La secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial, Celeste Saulo, advirtió recientemente que “desde junio de 2023 hemos asistido a una racha prolongada de temperaturas excepcionales en la superficie terrestre y marina. Incluso si se produce un enfriamiento a corto plazo con La Niña, no cambiará la trayectoria a largo plazo del aumento de las temperaturas mundiales”. Además, los expertos piensan que La Niña no será muy intenso en este ciclo. Durará apenas algunos meses a principios de este año. Su efecto será entonces “débil y de corta duración”.
Niño o Niña
El Niño y La Niña son dos fenómenos climáticos opuestos que se originan en el Océano Pacífico y son tan consecuentes que afectan de manera directa o indirecta todas las regiones del planeta. Los vientos alisios del Pacífico tienden a soplar de este a oeste, empujando las aguas cálidas de la superficie hacia el Pacífico occidental. El Niño se produce cuando estos vientos se debilitan o invierten su dirección, haciendo que las aguas del Pacífico oriental -frente a las costas de América- sean más cálidas de lo normal. Al contrario, La Niña se produce cuando los alisios son más potentes, de este a oeste, y empujan las aguas cálidas hacia las costas de Australia y el sudeste asiático. Esto hace que el agua fría suba desde las profundidades del océano y que las costas americanas sean más frescas de lo habitual. Los dos fenómenos alternan de manera irregular, con frecuencias de entre 2 a 7 años y sus intensidades son distintas cada vez.