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Hacia la creación de un gigante latino de la aviación 

Las aerolíneas brasileñas Azul y Gol están en camino de crear una de las mayores compañías aéreas de América Latina tras haber firmado la semana pasada un memorando de entendimiento no vinculante con el Grupo Abra, principal accionista de Gol y también dueño de Avianca. 

Un primer acuerdo lanzó la semana pasada el inicio de un proceso de negociación para fusionar las operaciones de ambas empresas, con el objetivo de construir una entidad que podría llegar a revolucionar el panorama de la aviación en el continente. La firma del memorando entre ambas partes -Grupo Abra y Azul Linhas Aereas- tuvo lugar el 15 de enero de 2025 y busca alinear los términos económicos y operativos de la futura fusión. Según ese documento, las marcas Azul y Gol mantendrán sus operaciones de forma independiente bajo una única entidad que cotizará en la bolsa brasileña. Este modelo busca preservar la identidad de ambas aerolíneas mientras se maximizan las sinergias y eficiencias operativas.

De concretarse, la entidad fusionada dominaría el mercado aéreo brasileño, superando incluso a Latam Brasil. En 2024, Azul y Gol transportaron conjuntamente 57,4 millones de pasajeros, lo que representa un 61,4 % del mercado doméstico. Además, su flota combinada sería significativamente mayor a la de Latam Brasil.

La fusión permitirá a las aerolíneas ampliar su red de destinos, alcanzando más de 200 puntos en Brasil e internacionalmente. Al combinar las fortalezas de cada compañía, Azul y Gol planean ofrecer una conectividad mejorada y una mayor frecuencia de vuelos hacia destinos remotos, fortaleciendo el sector aéreo en Brasil. Esta operación también está diseñada para reducir costos, mejorar la experiencia del cliente y apoyar la democratización del transporte aéreo en la región.

Además, el enfoque en la complementariedad de las rutas es un factor clave: alrededor del 90 % de las conexiones de Azul y Gol no se superponen. Azul, conocida por su enfoque en rutas regionales con aviones de menor tamaño, complementa las operaciones de Gol, que se especializa en rutas de mayor capacidad.

Desafíos regulatorios y financieros

A pesar del entusiasmo que genera la potencial fusión, el acuerdo está sujeto a varios desafíos regulatorios y financieros. Uno de los mayores obstáculos es la aprobación de las autoridades antimonopolio brasileñas, que evaluarán el impacto de la transacción en la competencia. Además, la fusión depende de la salida de Gol de su proceso de reestructuración bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, lo que se espera ocurra en el segundo trimestre de 2025.

Ambas compañías han enfrentado dificultades financieras en los últimos años, exacerbadas por la pandemia de Covid-19. Azul completó recientemente un proceso de reestructuración para reducir su deuda, mientras que Gol continúa trabajando para consolidarse como una empresa financieramente sólida y capitalizada.

El Grupo Abra, que también posee Avianca, será el principal accionista de la entidad fusionada. En los primeros tres años, la presidencia del directorio será designada por Abra, mientras que el CEO será elegido por los accionistas de Azul. Aunque todavía no se haya definido el nombre de la nueva empresa, el acuerdo establece las bases para una gobernanza que combine la experiencia de ambas aerolíneas.

Al momento de concretarse, la fusión entre Azul y Gol consolidará su liderazgo en Brasil y tendrá repercusiones en todo el mercado continental. Con el apoyo del Grupo Abra, las aerolíneas tendrán la capacidad de competir con los grandes jugadores de la industria, tanto en América Latina como a nivel global. Según Manuel Irarrazaval, director financiero de Abra, “esta combinación fortalecerá el sector aéreo brasileño, conectando más destinos y creando una empresa resiliente y competitiva”.

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