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Medidas que se piensan para cuidar la “salud”

La Organización de Aviación Civil Internacion al (OACI) diseño pautas post-covid para proteger a los pasajeros y trabajadores de la industria aérea.

En realidad, al leer algunos de los lineamientos, de los cuales no se puede dudar de sus sanas intenciones, llama la atención que no se hayan tenido en cuenta las implicancias de algunas medidas.

El plan incluye, por ejemplo, limitar los servicios de catering en vuelos largos, suspenderlos  o venderlos en vuelos de media y corta distancia, pedir permiso a la tripulación de cabina para ir al baño, y esperar que se limpie el baño usado antes de ocuparlo nuevamente. Además está claro que el uso de barbijos durante todo el vuelo es obligatorio, y aclara que hay que mantener el distanciamiento solo cuando la ocupación del vuelo lo permita.

Sobre el equipaje de mano, solo se podrá subir con un bolso pequeño, que entre abajo del asiento y cada pasajero podrá llevar un envase de 100 cc de alcohol en gel. Tampoco se pondrán revistas a bordo y no se aclara si el pasajero podrá llevar un libro o usar su laptop o tablet.

Aunque suene cómico, aun no se reglamentó cómo será el pedido a la tripulación de cabina para ir al baño. ¿Habrá que levantar la mano o pulsar el llamador? ¿Cómo sabrá la azafata para que la llaman? ¿Deberá llevar una lista de quien llamó primero?

Sin hacer análisis tendenciosos, las medidas recomendadas más se parecen a preservar la salud económica de las compañías aéreas que la de los empleados y pasajeros.

La sola mención de que se deberá mantener el distanciamiento social, principal recomendacion para evitar contagios, cuando la ocupación así lo permita”, habla a las claras que se prioriza la ocupación. Sobre la comida, no explica cuál es la diferencia de servir un sándwich con una bebida, envasado, que presentar de la misma manera una bandeja como las pre-covid19, que dicho sea de paso parecían preparadas con empeño en que sean cada día peor.

La diferencia es económica y se utilizan las medidas sanitarias para justificar el ahorro. Imaginando un cálculo muy simple, si un servicio de desayuno y lunch/comida cuesta aproximadamente 30 dólares, ahorrando 15 dólares por cada pasajero, en un vuelo con 150 pasajeros, la compañía se ahorra 2.250 dólares. Si una compañía mediana, opera 100 aviones que cada uno realiza 2 vuelos cada 24 horas, el ahorro será de 450 mil dólares por día, unos 90 millones anuales, teniendo en cuenta que solo opere 200 días al año. Esto sin tener en cuenta, otros ítems que inciden en el costo del catering.

La OACI, es una organización de las Naciones Unidas, y sugiere que los refrigerios o comidas en vuelos de mediana y corta distancia se limiten o se vendan pre envasados. ¿Por qué no permitir que cada pasajero viaje con su comida? ¿Cuál es la diferencia en el riesgo de contaminación que una persona lo prepare en su casa o cuando se acondiciona masivamente en los aeropuertos?

El protocolo planteado, indica tomar la temperatura a los pasajeros antes del embarque. ¿Nadie en la OACI sabe que si una persona tiene fiebre y toma una hora antes de embarcar un antifebril la temperatura le bajará?

En resumen, una vez más, se priorizan los intereses económicos por sobre todo. Operar un equipo al 85% o 90%, no asegura ningún distanciamiento social, y las compañías en vez de preocuparse por el dinero que dejarían de percibir, deberían primero preguntarse:

  1. Si habrá pasajeros para ocupar sus aviones al 85% o 90%.
  2. ¿Qué pasara si se detecta una persona afectada, luego de haber volado? ¿Nadie pensó que aumentara el temor a volar?
  3. ¿Omitieron analizar que si la gente deja de volar, las pérdidas económicas serán mayores a que si dejan el 30% de los asientos sin vender?
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