El Caribe y la pandemia

Frente al lento andar de la vacuna, las perspectivas de recuperación económica en el Caribe son escasas. Las naciones insulares están alertando sobre las dificultades para acceder a las vacunas y el acaparamiento por parte de los países más ricos en detrimento del resto.

Jamaica, recibió elogios por contener su brote de coronavirus el año pasado. Hoy las autoridades debieron abrir tres hospitales de campaña de emergencia.

Si bien las nuevas infecciones mundiales comienzan a disminuir, un puñado de países en todo el Caribe, incluidas las islas más grandes, están sufriendo sus peores brotes desde el inicio de la pandemia luego de las reuniones sociales de fin de año, violaciones de cuarentena por parte de los turistas y en cierto modo la complacencia oficial,

El número total de casos confirmados en las islas casi se ha duplicado o más en los dos primeros meses del año. Se ha multiplicado por ocho en Barbados y por diez en Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas, según la Universidad de Oxford.

En una de las regiones del mundo más dependientes del turismo , las autoridades han tenido que volver a imponer cierres y toques de queda, al tiempo que reducen los vuelos y aumentan las restricciones de cuarentena, lo que retrasa aún más la reactivación de sus frágiles economías.

Algunas naciones caribeñas han comenzado a vacunar a los ciudadanos, gracias, en particular, a una donación india de la vacuna AstraZeneca, pero la cobertura amplia todavía parece lejana. Cuba avanza este mes, en las fases de dos de sus propias vacunas.

“Una vez que la capacidad del sistema de salud se vea amenazada, podríamos ver un aumento no solo en el número de infectados sino también en los que mueren a causa de la enfermedad”, advirtió el primer ministro de Jamaica, Andrew Holness.

El efecto de COVID-19 en los países del Caribe ha sido mixto. En Jamaica, las muertes han aumentado 1,4 veces desde finales de año y ahora ascienden a 422. La cifra de muertos en Cuba de 324 está muy por debajo del promedio mundial per cápita, una estadística que el gobierno atribuye en gran medida a un buen sistema de salud y tratamientos experimentales. Pero el número de muertes se ha duplicado en lo que va de 2021.

El pequeño San Vicente y las Granadinas registró su primera muerte por COVID-19 este año y hoy tiene ocho víctimas fatales.

Si bien la mayoría de las islas del Caribe todavía tienen una capacidad hospitalaria adecuada para hacer frente a la crisis, se endurecieron las restricciones de cierre, incluida una nueva orden de quedarse en casa para los mayores de 60 años y una prohibición de acceso a las playas.

Los líderes caribeños se han quejado de la dificultad para acceder a las vacunas y el acaparamiento por parte de las naciones ricas en medio de un lento despliegue de vacunas por parte de la alianza COVAX, respaldada por las Naciones Unidas, creada para garantizar que los países pobres de todo el mundo no se queden atrás.

Jamaica, que tiene casi 3 millones de habitantes, recibirá una donación de la India de 50.000 dosis. También debería comenzar a recibir sus 124.800 dosis de COVAX este mes, y 1.8 millones a través de la Plataforma Africana de Suministros Médicos a partir de abril.

Pero dependiendo de qué vacuna esté asegurada, Jamaica aún necesita obtener hasta 1,5 millones de dosis adicionales para cumplir su objetivo de inocular al menos el 65%de la población para marzo de 2022.

Con este panorama, Cuba podría ofrecer un rayo de luz. Además de enviar médicos a las islas vecinas durante la pandemia, la Isla Grande, un peso pesado de la biotecnología regional, dice que ya está produciendo en masa dos de sus cuatro vacunas candidatas para entrar en última fase este mes.

Con buenos resultados, estarían convirtiéndose en las primeras vacunas COVID de cosecha propia de América Latina en ser aprobadas, y sus vecinos regionales podrían beneficiarse.