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Latam eligió la ruta más conveniente

En abril pasado, Latam realizo su junta anual de accionistas en la que se acordó repartir dividendos por 57 millones dólares, equivalentes al 30% de los 190 millones que tuvo de utilidades en 2019. Esto en medio de la pandemia desatada suscito duras reacciones en la opinión pública, empleados y prensa chilena.

El escándalo en las redes sociales se debió a que, mientras se distribuían utilidades, argumentando la difícil situación a la que enfrentaría la compañía por el Covid-19 la compañía había dado señales de pedir ayuda al estado. Aún más, un grupo de diputados de todo el arco político chileno, de la derecha a la izquierda, dio su apoyo a la solicitud “para preservar nuestra línea aérea”.

Latam emitió un comunicado, donde informo que en marzo había notificado a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), que era de la postura de diferir la distribución del dividendo de utilidades del 2019.
Sin embargo, la empresa comentó que la decisión debía ser adoptada de forma unánime por parte de los accionistas presentes. “Aún cuando la recomendación del Directorio a la Junta de Accionistas fue apoyada por más del 90% de los votos de los accionistas presentes, no se alcanzó la unanimidad establecida por la normativa, por lo que se debió rechazar el diferimiento de la distribución del dividendo mínimo correspondiente al año 2019”. O sea se pagó.

Luego de esta situación empezaron a aparecer las primeras señales de que Latam, imitaría a su competidora colombiana Avianca.
Primero se dijo que se habían reducido las inversiones asociadas a proyectos, mantenimiento y compra de motores por $600 millones de dólares para el 2020, luego se cancelaron $900 millones en el mismo rubro.

Mientras se redimensionaría su estructura, se comenzó a conversar con los diferentes gobiernos en los que opera, o sea Brasil, Perú, Argentina (¿?)

“Estamos manteniendo conversaciones con los distintos gobiernos de países donde operamos en Sudamérica. A la fecha, aún no hemos concretado apoyo gubernamentales, si bien hemos hecho importantes avances. En particular, el BNDES de Brasil ha anunciado un aporte de 10 mil millones de reales para la industria aérea, en donde nuestra filial de Brasil califica para acceder a estos fondos.“, dijo Roberto Alvo (foto) a los accionistas.

Posteriormente, la empresa comenzó su plan de reducción de gastos despidiendo 1400 empleados y luego 400.
Alvo indicó que “la compañía está analizando otras alternativas si es que llegara o no a tener el apoyo de los gobiernos, y en ese sentido, no hay ninguna alternativa u opción final que hayamos descartado”. “Le estamos explicando a los gobiernos lo que vemos y estamos esperando que ellos nos digan cuáles son sus ideas”, dijo.

La semana pasada, y luego que el presidente Piñera (amigo de la casa) no manifestara su explicita voluntad de salvar a la compañía, “encontró la opción final” y se acogió al Chapter 11 en los EEUU.

Una forma de seguir operando, dejar de pagar obligaciones contraídas y “reperfilar” sus deudas.

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