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Picardía británica

El viernes pasado, la prensa británica publicaba que una agencia de la ciudad de Surrey especialista en Sudamérica, The Independent Traveler , había  dejado de operar. Su titular, Rosemary Sloggett, había confirmado el cierre de su empresa, diez días antes  “con el más profundo pesar”.

Hasta aquí, una noticia más del sector que en estos tiempos de Covid, casi no sorprende a nadie. Lo llamativo fueron los motivos que la señora dio para lo que llamo “su fracaso”.

“Como todos saben, hemos estado tratando de encontrar una manera de operar nuestro Tour Patagonia Total Solar Eclipse Tour para diciembre 2020”, explicó.

“Teníamos la esperanza de que Argentina evitaría la devastación de Covid-19 por su cierre temprano. Lamentablemente, esto no ha demostrado ser correcto. La frontera argentina permanece cerrada y el turismo receptor no es posible. No hay indicios de que esto cambie y para complicar las cosas, es obligatorio un período de cuarentena de entrada obligatorio de 14 días.

“En este contexto deprimente, como todas las empresas que buscan operar un tour durante un momento comercialmente delicado, como un Eclipse, nuestros contratos exigían el pago anticipado muy temprano de los hoteleros, etc. Estos pagos anticipados se realizaron y no son reembolsables.

Como resultado de esto, la empresa no tiene más opción que dejar de cotizar y tomar las medidas necesarias para colocar a The Independent Traveller en liquidación voluntaria de acreedores insolventes.”

Report contacto a operadores receptivos que trabajan con Gran Bretaña y uno de ellos, que pidió no publiquemos su nombre, fue el “gran afortunado” de venderle a la fracasada empresa.

Como casi siempre pasa, la historia es otra.

Compartiendo los mails del cliente, pudimos constatar que efectivamente la señora compro 82 pasajeros para ver el eclipse. Para ello pago 38 mil dólares a cuenta de la reserva que sumaba 126 mil dólares y que debía completar en junio, cosa que no hizo.

A mediados de julio, el cliente contacta por mail al representante del operador receptivo en Londres y le avisa que debía cerrar por las deudas que tenía con pasajeros  a los que había vendido para otros destinos, pero que no podía pagar los servicios, así como a proveedores que habían atendido sus pasajeros en el invierno (diciembre/marzo) y que no les podía cumplir debido a la crisis.

En resumen, la señora no quebró  ni porque las fronteras Argentinas están cerradas (desde marzo), ni por lo devastador de la pandemia en nuestro país ni por la cuarentena que deberían hacer. (No se entiende muy bien cómo puede haber cuarentena si las fronteras están cerradas).

Tampoco es cierto que no puede devolver el dinero porque los prestadores argentinos se lo niegan, ya que como señalamos la cifra girada es mucho menor a la que debía pagar.

Minguito Tinguitella es argie, pero picaros hay en todos lados.

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