Sin vacunas no hay turismo
Mientras algunos países sienten disfrutar el final de la pandemia, casi a un año de haberse comenzado a vacunar, el porcentaje de personas en países de bajos ingresos que han recibido una dosis de la vacuna Covid es del 1,1 %, según la Organización Mundial de la Salud.
Mientras tanto, con los pases verdes y otros certificados de Covid en la mano, los estadounidenses, europeos y otros viajeros de países desarrollados, disfrutan del verano en sus patios traseros, ya sea en el Caribe o en las Baleares.
Es una muestra más de la desigualdad, que en general no suele importar demasiado en esta actividad y que aunque cueste comprender, da a luz dos industrias turísticas: una que está experimentando una recuperación debido a los porcentajes de población vacunadas, y la otra que espera dosis mientras reabre las economías dependientes del turismo a los viajeros inoculados que sin desearlo, corren el riesgo de infectar a sus comunidades.
No vamos a entrar, por ahora, en el acaparamiento de vacunas por parte de los gobiernos ricos (alguno ya está distribuyendo algo o planificando terceras dosis de refuerzo) y su falta de sentido de responsabilidad para compartir vacunas con países menos privilegiados y dependientes del turismo.
¿Qué puede hacer realmente la industria del turismo para abordar la desigualdad global en la distribución de vacunas?
Virginia Messina, directora ejecutiva del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), integrado por el sector privado de la industria de viajes, dijo que la organización ha estado manteniendo conversaciones sobre los esfuerzos de vacunas con la IATA. También dijo que hubo algún esfuerzo por parte de los miembros para ayudar a identificar el acceso a las vacunas, pero que es posible que “no se haya destacado”. En otras palabras, que no hicieron nada.
En realidad, lo que omitió de explicar la funcionaria, es que la IATA en lugar de preocuparse por si África o Latinoamérica tienen o no vacunas, sigue en sus cruzadas provocadoras criticando las medidas que los países toman para evitar mayores daños, y como siempre con los coros de los sectores locales que los secundan.
Sin embargo, en el sector privado hay empresas que si están haciendo algo.
La semana pasada el operador Intrepid Travel de Australia, anunció el lanzamiento de una campaña global de equidad de vacunas.
Intrepid Travel es la empresa de viajes grupales de aventura más grande del mundo, que ofrece en sus catálogos, más de 1.000 tours acompañados por todo el mundo.
“Nuestros pasajeros son provenientes de los Estados Unidos, del Reino Unido, de Australia, y luego viajan a Asia, América Latina, África, y muchos de nuestros clientes piensan que están seguros, pero la realidad es que en muchos de estos destinos, las comunidades no son seguras y protegidas”, dijo James Thornton, director de Intrepid Travel.
“Siento que tengo la responsabilidad de hacer algo para una mayor igualdad y asumir un papel educativo y de acceso como operador turístico global”.
Muchos pensaran que la iniciativa de la empresa es en función de cuidar su negocio y seguramente sea así. El problema, es que otros, por el contrario, ni siquiera se lo plantean.
Luego del anuncio de Intrepid, Expedia Group anunció el jueves una campaña junto a la UNICEF “Give the World a Shot” pidiendo a los viajeros que reserven a través de la aplicación Expedia para impulsar donaciones al esfuerzo global de suministro de vacunas de UNICEF.
También aquí se dirá, que lo hacen para vender más.
Sí, pero algo hacen y de algo sirve.
Si bien crear conciencia entre los viajeros y público en general es fundamental, así como lograr aportes económicos, el problema está en que las dificultades que encuentran los países pobres para conseguir vacunas, no son principalmente atribuibles a la falta de recursos financieros.
La dificultad radica en el acaparamiento que han hecho los países ricos.
La realidad, aunque se niegue o no se comprenda, es que ante la ausencia de equidad en la vacunación global, es difícil pensar en cómo será la recuperación del turismo.
sólo el pensamiento de la izquierda puede culpar al primer mundo de no compartir sus vacunas sin considerar que los gobiernos de latinoamérica han decidido comprar malas y pagar mucho por la pobre compra realizada. Recordemos que Pfeizer ofreció sus vacunas, obviamente, bajo sus condiciones que eran, sólo el manipuleo eficiente por parte de ellos sin confiar (y lo bien que hicieron) en que gobiernos mediocres malversarán el transporte, manipulación y aplicación de las mismas. No es que no hay fondos para comprar más vacunas y más eficientes, pero “algunos gobiernos” decidieron comprar parvas de penes de madera en plena pandemia en lugar de lo imprescindible: las vacunas eficientes, únicamente para poder quejarse de que el primer mundo nos abandona!!, Puede haber más cinismo, ineficiencia y falta de sentido común, tan solo para nombrar algunas falencias latinoamericanas??, es indignante!!
Ana
o leiste mal, o lees lo que queres leer.
La nota no habla de que los paises pobres no compran porque no tienen plata, sino porque los ricos acaparan todo lo qu se produce.
No entiendo que tiene que ver ser de izquierda porque yo no soy y pienso de igual manera.
Dejemos las epoca de los dinosaurios por favor y abramos nuestras mentes. Unitarios y Federales, Peronistas y Gorilas, Golpistas y Dmocraticos…por favor !!!!
El problema reside en que en los paises menos desarrollados, hay menos educacion y eso impacta luego en las decisiones que adoptamos. Un claro ejemplo son Uruguay y Chile, dos paises latinoamericanos que no son paises ricos, sin embargo ya vacunaron a mas del 70 % de su poblacion con las dos dosis. Estos dos paises le dan prioridad a la educacion, la economia y la salud en forma conjunta, porque saben que son actividades que se fusionan y son interdependientes. Sin salud no hay economia, pero sin economia no hay salud, por eso la educacion permite entender esta interrelacion.